Gerardo Lino
Si está dicha la sal
Si están inscritas las filtraciones de las aguas
Si el lustro, recordamos, nos lleva a las rituales abluciones
O el venero a la sombra de un recodo de humedades sudorosas
brinda al austero lo que cabe en la mano entumida de bordón, de empuñaduras de escudos o de espadas,
sin esperarse de él que se arroje como los sedientos indignos de la batalla decisiva se arrojan sobre sus pechos a meter la cabezota en la corriente, revolviéndola de flemas de las babas, secreciones de toxina con los ovulamientos latentes de esos limos
puede ser que haya ocurrido, así lo consignan los cronistas, lo han develado los indagadores con los trozos de papiro entre alicates o pudo provenir del afiebrado cacumen de un poeta
quién lo sabe
o bien de buena fuente, de primera mano, vaya, he tenido los dedos ampollados de tanto apoyarme en los bordones? he pulsado una espada del siglo XIX o del XVIII? he tenido los dedos ampollados de tanto apoyarme en los bordones, he pulsado una espada del siglo XIX o del XVIII,
he tomado en el cuenco de la mano entumida un poco del agua que brindaba un venero escondido en los umbrales del frescor, de los calores, o metí
bestial mi cabezota sin importarme si empuercaba las aguas riverales, ignorando que así me malograba, que así un réprobo sería, descartado para la expedición del elegido
o bien asistí, aun irreverente y distante por la edad de la punzada, a las aburridas abluciones de vejetes en las orillas del Ganges, en las orillas del Tajo, en las orillas del Atoyac?
he asistido a esos balnearios de cada cinco fechas hasta ver en la minucia el sentido de esos ritos
y en el sentido la minucia: el rito también es del agua
y en la ablución está el goce soberbio de la santidad
y el goce de los sentidos y el goce de dejar de pensar en el sentido—
Puede ser que el ocioso abandonado a sus inercias
haya percibido el crecimiento de esas cartas geográficas de sitios reconocibles e inexistentes que son las dilataciones, los rejuegos, contraflujos y corrimientos del agua en busca de su nivel por las paredes o en el cielorraso
que de ello deduzca signos, alusiones a lo verdadero, eso que, firme, faltaba más, considera verdadero,
y hasta saque fuerzas para el traslado de esos indicios hacia los pergaminos (“he asistido a esos balnearios”)
Bien puede ser
Sí, que hallamos
el “curso de las cosas reversibles”
Sí asentamos en papiros, en tablillas, en mamparas
Sí decimos
“está dicha la sal”
“inscritas filtraciones”
“veneros”
ámpulas soldados preferidos ancianos pulcros
Luego creemos con los ojos cerrados en la verdad de lo que oímos
Lo vi con mis ojos!
Estaba escrito!
(Si non e vero e bene trovato)
Juramos y damos una mano
una espada, vamos, sacrifiquemos un
hatajo de poetas
puercos
santos
por ser lo mismo
el agua que la tinta.
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