jueves, 21 de junio de 2007

Recompensas

Reviso The Complete Poems of John Keats de la Wordsworth Editions [1994] 2001, y en una sección llamada “Posthumous and Fugitive Poems”, entre algunas odas menores, poemas extraídos de cartas, melodías o lecturas; después de ojear traducciones, incluso el citado y re-citado “La Belle Dame Sans Merci” (cuyo título fue tomado tal cual —dicho sea de paso— de uno de Alain Chartier de 1424); ahí, en medio de textos de circunstancias o canciones juguetonas, doy con este



Sonnet


Why did I laugh tonight? No voice will tell:
No God, no Demon of severe response,
Deigns to reply from heaven or from hell.
Then to my human heart I turn at once.


Heart! Thou and I are here sad and alone;
I say, why did I laugh! O mortal pain!
O Darkness! Darkness! ever must I moan,
To question Heaven and Hell and Heart in vain.


Why did I laugh? I know this Being’s lease,
My fancy to its utmost blisses spreads;
Yet would I on this very midnight cease,
And the world’s gaudy ensigns see in shred;


Verse, Fame, and Beauty are intense indeed,
But Death intenser — Death is Life’s high meed.



Pongo al comedimiento de los lectores esta versión:


Por qué anoche me reí? Nadie lo dirá:
Ni Dios, ni el Demonio de respuesta inexorable,
Se dignan contestar desde el cielo o el infierno.
Vuelvo por una vez a mi corazón humano.


Corazón! Aquí vamos tú y yo solos y tristes;
Yo digo: por qué me reí! Oh dolor mortal!
Oscuridad! Oscuridad! deberé gemir
Por cuestionar a Cielo e Infierno y Corazón.


Por qué me reí? Sé de las licencias del Ser:
Mi ánimo se esparce por sus exultaciones;
Hasta pudiera morirme en esta noche oscura,


Y los bastos emblemas del mundo desgarrarse;
Verso, Fama y Belleza de suyo son intensos,
Pero la Muerte más: suprema recompensa de la Vida.




Notas. Para el lector de poesía en lengua inglesa son evidentes las transformaciones, comenzando por el ritmo. El traductor de oficio sabe que ello es inevitable con cualquier texto. Tan inevitable, que llueven crasos errores, paráfrasis involuntarias, e incluso significados equívocos con la versión más apegada. Cuánto más si se ejecuta en verso: no sólo sintaxis sino prosodia. Quien se ejercite en la traducción, de seguro ha emprendido traslaciones literales, prosísticas, y sabe que aun así, con toda la amplitud de la lengua a la mano, puede el texto resultante reflejar el sentido, pero siempre fuera de foco por más fiel que se quiera.


Aquí, a propósito hice a un lado la rima, cuyo intento —según lecciones de Eduardo Lizalde— vuelve al texto un vejestorio decimonónico (contra la jovialidad del soneto keatsiano). Procuré no dar con asonancias, que suelen aparecer por descuido. Quien crea oír alguna, hágamelo saber (sin romperme el metro). Luego, el metro. Como es universalmente conocido, el inglés se hace de voces cortas, monosílabas muchas veces, lo que permite poner más palabras en la medida. Para nuestra lengua, que además no es sintética, implica dificultades. Así que opté por el alejandrino sin rigideces (excepto el último: se resistía con menos).

Habrá quienes objeten varias transgresiones a la preceptiva, pero busco una versión legible, sin caer en concesiones absurdas, claro, ni en licencias que pretendan mejorar el poema o hacer uno en español como si no estuviera su antecedente a nuestro alcance.
¿Preserva su toque este poema?

Un vocablo. Meed significa ‘recompensa’, ‘mérito’, ‘merced’; entonces ‘favor’, ‘premio’, ‘fruto’; también se entiende por ‘justo pago’. High meed... “alto... alto...”, pensaba, hasta que me vino a la cabeza “la corona”: toca los otros semas y no me rompe el metro; pero está muy manoseada.
Literal sería: “Pero la Muerte es más intensa: la Muerte es el alto merecimiento de la Vida.” Escoja usted.
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